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domingo, 31 de mayo de 2015

Tabaco y ejercicio físico, incompatibilidad comprobada

Tabaco y ejercicio físico, incompatibilidad comprobada
Hoy domingo 31 de mayo se celebra el Día Mundial sin tabaco. El Centro de Medicina Deportiva de la Comunidad de Madrid quiere sumarse a dicha jornada. Se quiere poner de relieve la incompatibilidad comprobada existente entre tabaco y ejercicio físico, y alertar sobre un aumento del riesgo cardiovascular y pulmonar en aquellos que empiezan a hacer ejercicio, como acicate para dejar de fumar.

El hábito tabáquico es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular, afecta al rendimiento físico, a la capacidad pulmonar y a las habilidades motoras del individuo fumador. Ante estas circunstancias, la práctica de deporte puede aumentar aún más el peligro para la salud. El tabaquismo es un síndrome lentamente progresivo, de daño multisistémico porque afecta prácticamente a todos los órganos y sistemas de nuestro cuerpo.

Contrariamente a lo que se podría suponer, el ejercicio físico no elimina los efectos nocivos asociados al consumo del tabaco, es más, el daño producido en el organismo de los que practican deporte es mayor en los fumadores, dado el mayor consumo energético y de oxígeno que requiere el esfuerzo físico. El monóxido de carbono que contiene el humo del tabaco tiene efectos irreversibles a corto y medio plazo: produce broncoespasmos, falta de oxigenación de tejidos, taquicardia, etc, que reducen la respuesta al “sobreesfuerzo” que supone la actividad física.

Tabaco y ejercicio físico, incompatibilidad comprobada
El abandono tabáquico en los deportistas que dejan de fumar produce una mejora significativa en su rendimiento físico. Otro de los efectos más beneficiosos es la reducción del estrés, que es uno de los factores que generalmente engancha y mantiene el consumo de tabaco. El ejercicio físico provoca la liberación de sustancias promotoras del bienestar anímico, como la serotonina, que se traducen en una mejora de la autoestima.

Nuestros médicos recomiendan el abandono tabáquico y, en caso de persistir en la adicción, un reconocimiento médico deportivo con valoración cardiológica y prueba de esfuerzo para evaluar la salud deportiva. En caso de no poder dejar de fumar se aconseja al deportista que realice su actividad física de forma progresiva y gradual, sin esfuerzos bruscos o intensos, prefiriendo ejercicios de carácter aeróbico como la carrera continua, la natación, el baile, etc.

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